Ayer en mi clase de baile, una compañera trajo a un conocido, xq según ella no era amigo, era el amiguete de una amiga suya, un lío vamos, pero ella lo que quería dejar claro es que no era de su entorno. Al principio no entendí mucho por qué tanta importancia pero una vez que empezamos la clase sí. El chico en sí, de unos 30 y muchos o 40 xq tampoco se conservaba estupendamente para tener los supuestos 35 que yo le echaba (será que comparo con otros y claro...); bueno, al tema!
Empezamos con la clase de salsa y el susodicho para no tener ni idea, la verdad es que no se cortaba un pelo; iba un poco perdido pero claro, es que la clase de ayer no fue precisamente una cosa sencillita... yo salí con un mareo de tanto dar vueltas... el caso es que todo el tiempo riéndose; se equivocaba y se partía de risa. Que bueno, una vez hace gracia, dos también, pero chico, has venido a baile no a risoterapia; y es que tenía una risa que no podía ni bailar, tenía que parar. A cada comentario de la profesora, ale, a reirse. Pfff, muy pesado!
Y ya el remate final fue cuando acabamos la clase y salimos de la academia, que normalmente nos quedamos un ratín hablando en la puerta. Su comentario hacia mí fue "ya que no quieres bailar kizomba (baile tipo lambada, muy muy sensual y pegadizo, el cual bailaría con cualquiera menos con él), me darás dos besos no?". No me gusta la gente así, que por todo hace una gracia; será que yo soy muy seria, no sé, pero para acabar de conocerme me pareció muy pesado.
Y lo peor, no acaba ahí! La profe quiere que quedemos este domingo para ir a una disco a bailar; nosotras, que somos un poquito vergonzosas, la hemos dicho que mejor un poquito más adelante, y aquí el "colega" animadísimo. "Yo voy, yo voy" decía. Pfff, que gente, de verdad...
Con tipos graciosos como éste no puedo.
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